La seño Irene os ha propuesto que elijáis una de las siguientes actividades y las presentéis en el formato que más os guste (papel, digital, presentación, vídeo...). Tenéis de plazo hasta el martes, por lo que os animo a que dediquéis cada día un rato y así saldrá un buen y concienzudo trabajo. Es una actividad muy atractiva, así que seguro que los resultados serán curiosos, creativos y graciosos.
¡Que paséis un buen fin de semana!
A CONTINUACIÓN ENCONTRARÉIS VUESTRAS CUATRO OPCIONES:
- Puedes inventar un final para este cuento:
"Aquellos
pobres fantasmas"
En el
planeta Bort vivían muchos fantasmas. ¿Vivían? Digamos que iban
tirando, que salían adelante. Habitaban, como hacen los fantasmas en
todas partes, en algunas grutas, en ciertos castillos en ruinas, en
una torre abandonada, en una buhardilla. Al dar la medianoche salían
de sus refugios y se paseaban por el planeta Bort, para asustar a los
bortianos.
Pero los
bortianos no se asustaban. Eran gente progresista y no creían en los
fantasmas. Si los veían, les tomaban el pelo, hasta que les hacían
huir avergonzados.
Por
ejemplo, un fantasma hacía chirriar las cadenas, produciendo un
sonido horriblemente triste. En seguida un bortiano le gritaba: —Eh,
fantasma, tus cadenas necesitan un poco de aceite.
Supongamos
que otro fantasma agitaba siniestramente su sábana blanca. Y un
bortiano, incluso pequeño, le gritaba: —A otro perro con ese
hueso, fantasma, mete esa sábana en la lavadora. Necesita un lavado
biológico.
Al
terminar la noche los fantasmas se encontraban en sus refugios,
cansados, mortificados, con el ánimo más decaído que nunca. Y
venían las quejas, los lamentos y gemidos.
—¡Es
increíble! ¿Sabéis lo que me ha dicho una señora que tomaba el
fresco en un balcón? «Cuidado, que andas retrasado, me ha dicho, tu
reloj se atrasa. ¿No tenéis un fantasma relojero que os haga las
reparaciones?»
—¿Y a
mí? Me han dejado una nota en la puerta sujeta con un chincheta, que
decía: «Distinguido señor fantasma, cuando haya terminado su paseo
cierre la puerta; la otra noche la dejó abierta y la casa se llenó
de gatos vagabundos que se bebieron la leche de nuestro minino».
Alguno
propuso hacer una marcha de protesta. Otro sugirió hacer sonar al
mismo tiempo todas las campanas del planeta, con lo que por lo menos
no habrían dejado dormir tranquilos a los bortianos.
—Señoras
y señores —dijo mientras se cosía un desgarrón en la vieja
sábana—, queridos amigos, no hay nada que hacer. Ya nunca podremos
asustar a los bortianos. Se han acostumbrado a nuestros ruidos, se
saben todos nuestros trucos, no les impresionan nuestras procesiones.
No, ya no hay nada que hacer... aquí.
—Se
llama planeta Tierra. ¿Lo veis, allí abajo, ese puntito de luz
azul? Es aquél. Sé por una persona segura y digna de confianza que
en la Tierra viven millones de niños que con sólo oír a los
fantasmas esconden la cabeza debajo de las sábanas.
—Quien
esté de acuerdo en emigrar al planeta Tierra que agite un borde de
su sábana. Esperad que os cuente... uno, dos, tres... cuarenta...
cuarenta mil... cuarenta millones... ¿Hay alguno en contra? Uno,
dos... Entonces la inmensa mayoría está de acuerdo: nos marchamos.
Y la
noche siguiente, antes de que asomase alguna luna (el planeta Bort
tiene catorce; no se entiende cómo se las arreglan para girar a su
alrededor sin chocarse), los fantasmas bortianos se pusieron en fila,
agitaron sus sábanas como alas silenciosas...
—No
nos equivocaremos de camino ¿eh? —No hay cuidado: el viejo conoce
los caminos del cielo como los agujeros de su sábana...
2. O bien, puedes inventar un final para este otro cuento:
"LA RANA QUE FUE A BUSCAR LA LLUVIA"
Cansada de que llevara meses sin llover, la rana Ritita cogió su maleta a rayas, esa que le habían regalado una primavera y que no había utilizado jamás, y se marchó en busca de la lluvia. El resto de ranas la observaron extrañada mientras se alejaba de la charca.
– ¿Cómo va a encontrar la lluvia? Eso no se encuentra, aparece y listo. – Se va a otra charca, como el resto de animales. Encontrará otras ranas, otras amigas y nos olvidará. Pero la rana Ritita no tenía pensado mudarse a otra charca. A ella le gustaba mucho la suya, al menos le gustaba mucho antes de la sequía, cuando todo florecía a su alrededor, cuando el agua se colaba en los recovecos más escondidos y te regalaba siempre imágenes maravillosas: una flor flotando sobre la charca, una libélula haciendo música con sus alas, un caracol tratando de trepar a una piedra, las arañas de agua moviéndose con la sincronización de unas bailarinas acuáticas. Por eso una noche sin lluvia y con una gran luna, la rana Ritita había decidido ir a buscar la lluvia. Ella no quería huir como el resto, ella quería que todo volviera a ser como antes y para eso necesitaban la lluvia. Y si la lluvia no venía, ella tendría que buscarla. La rana Ritita se alejó de la charca con decisión. – Voy a encontrar a esa lluvia vaga y perezosa que ha decidido dejar de trabajar. La voy a encontrar. Entonces…
– ¿Cómo va a encontrar la lluvia? Eso no se encuentra, aparece y listo. – Se va a otra charca, como el resto de animales. Encontrará otras ranas, otras amigas y nos olvidará. Pero la rana Ritita no tenía pensado mudarse a otra charca. A ella le gustaba mucho la suya, al menos le gustaba mucho antes de la sequía, cuando todo florecía a su alrededor, cuando el agua se colaba en los recovecos más escondidos y te regalaba siempre imágenes maravillosas: una flor flotando sobre la charca, una libélula haciendo música con sus alas, un caracol tratando de trepar a una piedra, las arañas de agua moviéndose con la sincronización de unas bailarinas acuáticas. Por eso una noche sin lluvia y con una gran luna, la rana Ritita había decidido ir a buscar la lluvia. Ella no quería huir como el resto, ella quería que todo volviera a ser como antes y para eso necesitaban la lluvia. Y si la lluvia no venía, ella tendría que buscarla. La rana Ritita se alejó de la charca con decisión. – Voy a encontrar a esa lluvia vaga y perezosa que ha decidido dejar de trabajar. La voy a encontrar. Entonces…
3. O quizás te parezca mejor reinventar un cuento tradicional famoso, probando a cambiarle, por ejemplo: el tiempo (pasado, futuro), el escenario (montaña, playa, ciudad, parque de atracciones...) e incluso ponerte a ti mismo/a como uno de los personajes protagonistas. Recordad que nos ha servido de ejemplo el de "Hansel y Gretel en la playa" que habéis leído hoy en clase.
Hansel y Gretel eran unos niños que vivían en el campo. Un día su padre decidió ir a la playa, ya que los niños nunca la habían visto. Fue así que Hansel y Gretel llegaron junto a su padre hasta la playa de Chiclana.
Desde el coche, Hansel y Gretel estaban sorprendidos con todo lo que tenían a su alrededor. Había palmeras muy altas y chiringuitos con abundantes espetos de sardinas. También estaba el bonito mar y muchos kioscos a lo largo del paseo marítimo. Había muchas cosas nuevas para explorar y no sabían por dónde empezar.
Una vez cerca de la playa el padre de los niños:
-“Niños, bájense del coche, yo voy a buscar aparcamiento. ¡Por favor! Manténganse juntos y no se muevan de aquí para poder encontrarlos cuando regrese”.
Y así Hansel y Gretel se bajaron del monovolumen para esperar a su padre.
-“¡Qué bonito lugar!” –Comenta Gretel.
-“¡Sí! Ya no puedo esperar para comenzar a ver todo lo que hay aquí en la playa”. –Le responde Hansel a su hermana.
En lo que esperaban a que su padre regresara, los hermanos comenzaron a recoger coloridos caracoles que veían en el suelo.
–“Gretel, ya no quedan más caracoles en esta área. Tenemos que buscar caracoles un poco más al frente”.
-“¡No!” –Responde Gretel. –“Recuerda que papá nos pidió que nos quedáramos aquí”.
-“¡Tengo una idea!” –Dice Hansel. –“¿Qué te parece si antes de alejarnos un poco, dejamos un rastro de galletas oreo, para así poder regresar al lugar en el que nos dejó papá?”
Y fue así que Hansel convenció a su hermana Gretel de alejarse de donde su padre los había dejado. Caminaron un poco, y luego un poco más. Al cabo de un rato, se percataron de que estaban demasiado lejos de donde su padre les había dejado.
En lo que esperaban a que su padre regresara, los hermanos comenzaron a recoger coloridos caracoles que veían en el suelo.
–“Gretel, ya no quedan más caracoles en esta área. Tenemos que buscar caracoles un poco más al frente”.
-“¡No!” –Responde Gretel. –“Recuerda que papá nos pidió que nos quedáramos aquí”.
-“¡Tengo una idea!” –Dice Hansel. –“¿Qué te parece si antes de alejarnos un poco, dejamos un rastro de galletas oreo, para así poder regresar al lugar en el que nos dejó papá?”
Y fue así que Hansel convenció a su hermana Gretel de alejarse de donde su padre los había dejado. Caminaron un poco, y luego un poco más. Al cabo de un rato, se percataron de que estaban demasiado lejos de donde su padre les había dejado.
-¿Y ahora cómo regresamos? –pregunta Gretel
-“¡Sencillo! Sólo debemos seguir el rastro de galletas oreo que dejé”. –Responde Hansel.
Pero para su sorpresa, ya no podían ver ni el lugar donde los dejó su padre, ni el rastro de galletas. ¿Qué había pasado con las galletas que ya no estaban? ¡Se las habían comido las gaviotas y los cangrejos! Ya no tenían manera de regresar por el mismo camino. Hansely Greteldeciden caminar un poco más para ver si encontraban algún taxi.
Algo en el ambiente les llamó la atención, y es que los hermanos percibieron un fuerte olor a comida. Hicieron un esfuerzo por identificar de dónde venía el olor, y fue así que encontraron una pequeña y particular casa.
Esta casa era muy diferente a todas las que habían visto antes. Estaba construida completamente a base de frituras. Las columnas de la casa estaban hechas de crujiente adobo y las brillantes paredes y ventadas habían sido diseñadas con masa de bacalaítos fritos.
-“¡Sencillo! Sólo debemos seguir el rastro de galletas oreo que dejé”. –Responde Hansel.
Pero para su sorpresa, ya no podían ver ni el lugar donde los dejó su padre, ni el rastro de galletas. ¿Qué había pasado con las galletas que ya no estaban? ¡Se las habían comido las gaviotas y los cangrejos! Ya no tenían manera de regresar por el mismo camino. Hansely Greteldeciden caminar un poco más para ver si encontraban algún taxi.
Algo en el ambiente les llamó la atención, y es que los hermanos percibieron un fuerte olor a comida. Hicieron un esfuerzo por identificar de dónde venía el olor, y fue así que encontraron una pequeña y particular casa.
Esta casa era muy diferente a todas las que habían visto antes. Estaba construida completamente a base de frituras. Las columnas de la casa estaban hechas de crujiente adobo y las brillantes paredes y ventadas habían sido diseñadas con masa de bacalaítos fritos.
Hansely Gretel, tenían tanta hambre que comenzaron a comerse la casa y olvidaron que estaban perdidos. De repente fueron sorprendidos por una anciana.
-“¿Qué hacen niños? ¡Se están comiendo mi casa!”
-“Discúlpenos señora” –Respondieron Hansel y Gretela la anciana. –“Es que estamos perdidos, nos hemos quedado sin batería en el móvil y tenemos mucha hambre”.
-“¿Qué hacen niños? ¡Se están comiendo mi casa!”
-“Discúlpenos señora” –Respondieron Hansel y Gretela la anciana. –“Es que estamos perdidos, nos hemos quedado sin batería en el móvil y tenemos mucha hambre”.
La anciana invitó a los niños a pasar dentro de su casa y vaya sorpresa. La anciana, resultó ser una bruja que enseguida encerró a Hanselen una jaula y a Gretella obligaba a trabajar. La bruja quería comerse a Hansel, por eso, todos los días intentaba engordarlo dándole de comer adobo y bacalaítos de desayuno, almuerzo y cena. Todos los días, la bruja le pedía a Hanselque sacara su dedo de la jaula para ver cuánto este había engordado. Hansel, aprovechando que la bruja estaba medio ciega, en vez de sacar el dedo, este sacaba un huesito de un muslo de pollo que había encontrado en el suelo.
Ya la bruja se había cansado de esperar a que Hansel engordara, así que decidió que se lo comería tal y como estaba. La bruja ordena a Gretel que calentara su freidora. Como Gretel sabía lo que tramaba la bruja, esta fingió que no sabía cómo hacerlo. Cuando se acercó la anciana, Gretel la empujó hacia una gran cazuela de masa de bacalaítos. Al salir la anciana de la masa, como no podía ver, se tropieza y cae dentro de la freidora con aceite caliente. La bruja terminó convertida en un grande y bien tostado bacalao. Así Gretel libera a su hermano y ambos salen huyendo de la casa de la bruja.
Una vez Hansel y Gretel se encuentran con su padre, estos deciden que desde ese día en adelante, siempre comerían saludable.
Una vez Hansel y Gretel se encuentran con su padre, estos deciden que desde ese día en adelante, siempre comerían saludable.
(Todavía Hansely Gretelcomen adobo y bacalaítos, pero ahora con menos frecuencia).
4. Reinventa un cuento tradicional agregándole una o varias imágenes o ilustraciones que te servirán de base para tu relato. Como muestra, la seño Irene nos ha puesto el principio del cuento de Hansel y Gretel, con imágenes dibujadas por los niños/as.
Había una vez un leñador y su esposa que vivían en el bosque en una humilde cabaña con sus dos hijos, Hänsely Gretel. Trabajaban mucho para darles de comer pero nunca ganaban lo suficiente. Un día viendo que ya no eran capaces de alimentarlos y que los niños pasaban mucha hambre, el matrimonio se sentó a la mesa y amargamente tuvo que tomar una decisión.
-No podemos hacer otra cosa. Los dejaremos en el bosque con la esperanza de que alguien de buen corazón y mejor situación que nosotros pueda hacerse cargo de ellos, dijo la madre.
Los niños, que no podían dormir de hambre que tenían, oyeron toda la conversación y comenzaron a llorar en cuanto supieron el final que les esperaba. Hänsel, el niño, dijo a su hermana:
-No te preocupes. Encontraré la forma de regresar a casa. Confía en mí.
Así que al día siguiente fueron los cuatro al bosque, los niños se quedaron junto a una hoguera y no tardaron en quedarse dormidos. Cuando despertaron no había rastro de sus padres y la pequeña Gretel empezó a llorar.
-No llores Hänsel. He ido dejando trocitos de pan a lo largo de todo el camino. Sólo tenemos que esperar a que la Luna salga y podremos ver el camino que nos llevará a casa.
Pero la Luna salió y no había rastro de los trozos de pan: se los habían comido las palomas.Así que los niños anduvieron perdidos por el bosque hasta que estuvieron exhaustos y no pudieron dar un paso más del hambre que tenían. Justo entonces, se encontraron con una casa de ensueño…
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